Muchas personas pueden ser reacias a acudir a la consulta de un psicólogo o psicóloga porque todavía existen muchos mitos al respecto. Pero las psicólogas no leemos la mente, ni todas psicoanalizamos, ni utilizamos un diván.
Cada profesional tiene su propia forma de trabajar y guiar las sesiones, pero de lo que no cabe duda es de que es una persona entrenada para escuchar sin juzgar y aportar a la persona aquellas herramientas que le ayuden a conseguir sus objetivos. Además, aportará información relevante sobre los procesos mentales, la construcción de hábitos y los patrones de conducta.
En mis sesiones nos sentaremos frente a frente, analizaremos juntos qué es lo que te preocupa y diseñaremos un plan de acción para llevar a cabo a lo largo del proceso, con sus revisiones pertinentes. Puede que en alguna ocasión te pida que realices algún test o bien te pediré tarea entre sesiones.
Una sexóloga no trabaja de manera muy diferente a como lo hace una psicóloga. Dedicará unas sesiones a averiguar y desgranar tu problema, diseñará un programa de entrenamiento para ti y revisará los resultados que se van obteniendo, para realizar las modificaciones que sean necesarias.
Recuerda que podrás resolver todas tus dudas antes de venir a consulta. Que la incertidumbre no impida que hagas lo necesario para sentirte mejor.
Lo cierto es que lo sabrás, pero, de todas formas, existen una serie de indicadores en los que puedes fijarte:
Aunque la dificultad la padezca un solo miembro de la pareja, esta puede verse afectada por ello y el otro miembro tiene un papel determinante en la recuperación, por lo que lo recomendable es acudir en pareja, si se tiene y está dispuesta a participar en las sesiones.
Si no tienes pareja, o si la tienes, pero no quiere venir, no hay problema. Ajustaremos las sesiones a tus circunstancias personales.
A pesar de contar con unas tarifas muy competitivas, entiendo que no todo el mundo puede asumir un gasto periódico como el que supone un proceso terapéutico. Por eso ofrezco la opción de contratar un bono de varias sesiones con descuento, ya que no quiero que el dinero suponga un problema para tu crecimiento.
Sí me gustaría dejarte una reflexión sobre el valor que tiene para ti tu salud psicológica y emocional. Estoy segura de que, si te doliese una muela, no dudarías en ir al dentista para aliviar tu dolor. A veces, no valoramos lo suficiente nuestro bienestar psíquico y soportamos situaciones o emociones que podríamos aprender a gestionar de maneras más saludables. Plantéate si, realmente, el coste de las sesiones supone un problema real o se trata de una excusa para no asumir la responsabilidad sobre tu salud emocional. Piensa que, cuando queremos algo, encontramos la forma de conseguirlo.
Cada persona es distinta y reacciona de diferente manera al proceso psicoterapéutico, que además depende de muchas otras variables. El grado en que te comprometas y tu constancia, facilitarán el trabajo y lo harán más corto. Sin embargo, no podríamos más que guiarnos por meras estimaciones.
Los procesos psicoterapéuticos no tienen una duración determinada, aunque siempre nos guiaremos por las sesiones mínimas que necesitemos para alcanzar tus objetivos. No prolongaremos un proceso que no te esté aportando soluciones. Además, si a partir de la sexta sesión no has notado ninguna mejoría, es mejor dejarlo.
Encontrar una buena psicoterapeuta no siempre es tarea sencilla. Muchas personas prefieren la recomendación de algún conocido, otras buscan en directorios de profesionales, hay quien se guía por la presencia en las redes, etc. Lo cierto es que factores para decidirte puede haber muchos, pero lo más importante es que sea una persona que despierte tu confianza y con quien te sientas a gusto. Además de asegurarte de que cuenta con las autorizaciones pertinentes para ejercer, puedes preguntarle por su experiencia tratando a personas con tu problemática o cómo es su forma de trabajar.
No dudes en preguntarme todo lo que necesites saber sobre mi forma de conducir las sesiones y de acompañarte en tu proceso antes de concertar una cita. Estaré encantada de responderte, y si, tanto tú como yo, vemos que no puedo ayudarte, te recomendaré a otro profesional que se ajuste más a tus necesidades. Estoy aquí para ti.